2 de julio de 2013

Visita del P. General a Bangladesh

En la Fiesta de la Visita fui “bendecido y enviado” por la comunidad de la Casa General a realizar mi visita fraterna a los Oblatos de la Delegación de Bangladés del 1 al 9 de junio. La Delegación se estableció en 1973 y actualmente cuenta con treinta y ocho Oblatos que están trabajando en cuatro diócesis. Me encontré y hablé con cada uno de los Oblatos presentes en el país y visité la mayoría de de las misiones y las dos casas de formación. Participé en liturgias, reuniones y comidas con Oblatos, compañeros de trabajo, Hermanas, laicos, sacerdotes, Hermanos y Obispos. Me puso muy contento que el Padre Rohan SILVA, Provincial de la Provincia de Colombo, me acompañará durante varios días.
La Iglesia en Bangladés es una comunidad de fe muy unida y fuerte. Muchos de los religiosos y religiosas, sacerdotes diocesanos, laicos y obispos se conocen entre ellos y trabajan juntos. Encontré un gran espíritu de colaboración y amistad entre ellos. Dondequiera que iba, esos amigos del ministerio expresaban su apreciación y admiración por los Oblatos de María Inmaculada como verdaderos misioneros.
Mi primera impresión es que nuestros Hermanos Oblatos en Bangladés están muy cerca de los pobres. Nuestra proyección misionera tiene en cuenta las dimensiones importantes de la vida de los pobres: sacramentos, catequesis, plegarias, salud, educación, cultura, vivienda y tierras, etc. Colaboramos con varias congregaciones de religiosas en nuestras misiones y la preocupación por la educación y la salud es siempre una parte importante de nuestro ministerio. Mientras el diálogo interreligioso de manera formal es un desafío que todavía se debe alcanzar debido a las sospechas y temores acerca de nuestra motivación, la vida misma se comporta de manera interreligiosa todo el tiempo donde nosotros somos una pequeña minoría que, sin embargo, sirve a todos sin distinción.
Varios Oblatos son directores de escuelas y otros están implicados en la enseñanza. Junto con las religiosas y los laicos, la educación está teniendo un impacto significativo en las vidas de los pobres que anteriormente tenían solamente poca educación o ninguna oportunidad en absoluto para estudiar. En una escuela he tenido el privilegio de invocar un día de fiesta para los niños debido a la visita del Padre General. A pesar de que el Director OMI anunció esta buena noticia en bengalí, yo supe inmediatamente lo que él había dicho pues 500 niños empezaron a saltar hacia arriba y abajo, aplaudiendo y ¡gritando de placer!
En una de las misiones que se inició hace unos cuatro años hubo al comienzo mucha sospecha, resistencia y hostilidad a nuestra llegada y al establecimiento de una misión. Creían que los Oblatos estaban llegando para convertir a los demás. Ahora, después de cuatro años, la población local tiene una excelente escuela, una clínica de salud en construcción y otras formas de ayuda sin que se tenga en cuenta la religión que uno profesa. De hecho, las personas dicen que la misión esta haciendo mucho más por ellos en comparación con las autoridades civiles y religiosas. Los Oblatos han creado una buena relación y se reúnen con frecuencia con las personas, la mayoría de las cuales son de otra tradición de fe, para decirles lo que está sucediendo en la misión y preguntarles acerca de sus necesidades. La confianza y la apertura han sustituido en gran parte al miedo y la sospecha.
La ciudad capital, Dhaka, sufrió graves inundaciones en mayo y la residencia de nuestros escolásticos también quedó bajo agua. La iglesia Oblata cercana no sufrió, estaba seca y segura y los Oblatos la abrieron para recibir a la gente del barrio. Las familias estaban contentas porque todos podían encontrar un refugio allí, un lugar seco donde vivir y dormir hasta que el agua comenzará a descender de sus hogares. Encontraron una cálida bienvenida en los Oblatos quienes no hicieron ninguna distinción de religión. Se sorprendieron al ver que todos eran bienvenidos en una iglesia cuando sus propios lugares de culto no permitían eso.
Los pueblos indígenas, que generalmente viven en zonas remotas y montañosas, suelen ser a menudo víctimas de la expansión de la sociedad al invadir sus tierras. La toma de sus tierras por parte de otros significa la muerte de su forma de vida y de sus medios de subsistencia. Durante muchos años, los Oblatos de María Inmaculada de nuestros distintos centros pastorales se han unido a los pueblos indígenas en su lucha por defender el derecho a sus tierras y forma de vida. Los líderes laicos y los Oblatos han experimentado amenazas y han estado en peligro debido a su compromiso con los pueblos indígenas.
Todos los días los Oblatos viven la realidad de las tensiones sociales/religiosas y se preguntan si el futuro traerá mayor control y persecución. Hay desafíos diarios en el ministerio pastoral y en la vida mundana tales como las distancias, carreteras, vehículos, cortes de electricidad, clima, etc. La cuestión de sostener financieramente la misión y los misionarios es siempre una preocupación. Sin embargo, ellos están allí, en el medio de los pobres, viviendo una vida sencilla y compartiendo muchas de las mismas privaciones. El espíritu de los Oblatos es uno de dedicación y alegría incluso en el medio de la incertidumbre y de los desafíos.
Tenemos la suerte de tener vocaciones y en la actualidad tenemos cuatro escolásticos en el país; cinco que están realizando su noviciado en Sri Lanka; treinta y cinco chicos jóvenes que están terminando distintos grados de la escuela secundaria y de la universidad en el Juniorado con aproximadamente otros 23 que se incorporarán pronto. Cuando me reuní con el arzobispo emérito de Dhaka, me contó que a principios de 1970 había escrito a muchas congregaciones religiosas para solicitar misioneros. La única congregación que le respondió fue la nuestra y en breve se enviaron nueve Oblatos. Continua a agradecer a los Oblatos y a reconocer nuestra importante contribución a la Iglesia.
Agradezco muchísimo al Padre Dilip SARKAR, Superior, y a todos los Oblatos de la Delegación por haber hecho que mi visita fuera una muy buena.

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